El diagnóstico es una radiografía, una fotografía a gran escala sobre la situación real de la ciudad. A partir de ese análisis se abre un periodo de debate, aportaciones y contraste con los agentes, instituciones, colectivos y ciudadanía que forman parte del ecosistema de la ciudad. Es un trabajo en equipo y cuanto más amplio y diverso es éste, más enriquecedor y valioso será el desarrollo del proceso.
Tras ese periodo de participación y debate, con la visión siempre en el periodo 2020-2030 se confecciona el documento final donde se recogen los objetivos y ejes estratégicos que la ciudad deberá trazar para alcanzar la ciudad que queremos en 2030.
Adelantarse al futuro
Un plan estratégico responde a la necesidad de las ciudades de adelantarse al futuro. La clave está por tanto, en responder a ¿hacia dónde queremos ir? ¿ qué ciudad queremos en el futuro?.
La planificación estratégica territorial es una herramienta necesaria para poder construir una visión de ciudad futura común, y un itinerario para alcanzar esa visión que es compartida entre los agentes públicos y privados, que, además, pertenecen a ámbitos diferentes (sociales, institucionales, económicos,….).
Es difícil, porque hay que trabajar la horizontalidad, y eso requiere generar un debate sobre el modelo de ciudad deseada, pero también, permite adoptar una estrategia de futuro clara y perdurable a pesar de los cambios.
Posibilita prepararse para el futuro y orientarlo hacia el mejor modelo posible, evitando un itinerario que, a veces, lleva a la ciudad a un callejón sin salida. La ciudad que no diseña y construye su futuro está condenada a padecerlo.