El alcalde de la ciudad Eneko Goia abrió la sesión haciendo referencia a la pregunta que proponía el título del encuentro: ¿Viviremos 120 años?. «Me gustaría saber si realmente viviremos 120 años gracias a los avances médicos, y sobre todo, cómo viviremos. Y es que la esperanza de vida actual es la más larga de la historia de la humanidad, y eso provoca profundos cambios sociales, que también inciden sobre la ciudad», matizó Goia.
Arrizabalaga, por su parte, resumió en tres grandes ámbitos los principales avances médicos de las últimas décadas: los aspectos quirúrgicos, entre los que destacó la cirugía que se realiza por los orificios naturales del cuerpo y por venas y arterias; los antibióticos, antivirales y vacunas, que han permitido superar enfermedades que creíamos imposibles de vencer; y las terapias celulares y génicas que están al caer y que curan al enfermo a través la sangre. Para Vergara, el conocimiento de la biología celular y molecular ha revolucionado la medicina, al igual que los fármacos y el acceso a ellos. «Pero no todo es bonito, porque a pesar de ser importantes, hay dos elementos que no podemos desdeñar: las resistencias antimicrobianas que se generan por el mal uso de los antibióticos, por un lado, y por otro, la polifarmacia, porque a pesar de vivir más, hay muchas personas mayores que toman más de diez fármacos al día». Además, quiso mencionar otro aspecto que, a pesar de no ser tan glamouroso, ha sido fundamental a la hora de alargar la esperanza de vida: el uso del inodoro.
Para Lekuona, el avance tiene que venir del cambio de ideología sobre la salud, el cuidado y la vejez: «Tenemos que entender que no todo nos puede venir dado, que tenemos que avanzar en estrategías políticas y públicas, y tratar de acompañarnos y entendernos entre todos. Durante la pandemia hemos avanzado mucho en estos aspectos: la parte humana, la importancia de los sentimientos, las emociones… No podemos perder ese aprendizaje».
En relación a la pandemia, tanto Arrizabalaga como Vergara destacaron la importancia de la investigación y el conocimiento previo. «Lo que nos ha sacado de la pandemia fue una propuesta para curar otro tipo de enfermedad, y que quedó descartada. Pero el conocimiento estaba ahí, la técnica estaba ahí, y gracias a eso, hemos sido capaces de dar una respuesta rápida al problema», añadió Vergara. Además, quiso sumar otros dos aspectos a la lista de aprendizajes que extrajimos de la pandemia: la experiencia colaborativa a todos los niveles y la gestión y transparencia de datos.
Una mirada hacia el futuro
Preguntados por el futuro de la medicina y los avances que podremos conocer en Donostia en las próximas décadas, los tren insistieron en que la inteligencia artificial es ya una realidad, y que la tecnología está instaurada en las consultas y los domicilios de las y los pacientes: el servicio público de teleasistencia BetiOn, las opciones de atención telefónica… En el caso de enfermedades muy extendidas, Arrizabalaga explicó que, gracias al uso de bases de datos compartidas, los programas informáticos son capaces de detectar anomalías en las radiografías y así agilizar el proceso. «Pero sigo insistiendo en que para mí lo importante es el aspecto humano», remarcó Lekuona.
Preguntado por el alcalde, Arrizabalaga adelantó que Donostia puede convertirse en la capital europea de las terapias avanzadas, pero que para ello la coordinación entre diferentes agentes será imprescindible: «Nos falta atraer talento para formar a especialistas que puedan aplicar terapias génicas, pero la estructura la tenemos».
El presidente del Consejo Social Daniel Zulaika cerró el encuentro con un mensaje de agradecimiento, y adelantó la intención de seguir organizando debates de este tipo: «Nos veremos en primavera».
Tenéis disponible en este enlace el vídeo del encuentro.