Pero Robert D. Putman no llegó a Donostia-San Sebastián para hablar del presidente Obama (aunque tuvo que responder a algunas preguntas sobre el “hombre más poderoso del planeta”) sino a conocer de primera mano el proyecto GIPUZKOA SAREAN que dirigen Xabier Barandiaran y Kepa Korta, director-coordinador de la oficina de Estrategia de Donostia-San Sebastián. Invitado por Gipuzkoa Aurrera mantuvo por la mañana, una reunión de trabajo con el equipo de Gipuzkoa Sarean y ofreció, por la tarde, la conferencia “Better together” a la que asistieron varios investigadores y agentes del territorio. Nada más terminar su estancia en Gipuzkoa, Putman viajó a Londrés para reunirse en Downing Street con el Primer Ministro Británico, David Cameron.
Profesor de Políticas Públicas en la John F. Kennedy School of Government de la Universidad de Harvard ha escrito una docena de libros, traducidos a 17 idiomas, incluidos los best-sellers “Sólo en la bolera” y “Better Together: Restoring the American Community”. Está considerado uno de los más prestigiosos expertos internacionales en materia de valores sociales y aunque reconoce no ser un experto en el caso de Euskadi y Gipuzkoa, en su visita subrayó que “el proyecto Gipuzkoa Sarean será muy importante para el futuro del territorio, por la inversión que está realizando en el capital social”. En este sentido destacó que “Gipuzkoa Sarean es uno de los proyectos más avanzados por su sofisticación y claridad, que ha conocido entre todos los proyectos puestos en marcha para impulsar el capital social en todo el mundo”.
El intangible Capital Social
Aunque muchas veces se tiende a pensar lo contrario, Putman recordó que “el capital social no es una idea abstracta, sino una cuestión práctica que incide directamente en la sociedad, en la educación, en la seguridad, en el bienestar, en la competitividad, etc. de una comunidad”. En definitiva, y según sus palabras “el capital social se sustenta en la relación de las personas y en la confianza; y está estudiado, comprobado y medido que cuando es alto, el bienestar de esa sociedad es mayor”. Invertir en capital social no significa que “haya que retroceder a otra época”, sino que hay que “impulsar las redes de relaciones, la confianza, el compromiso cívico, etc. de las sociedades modernas para el desarrollo y mayor bienestar de esas comunidades”.
En su conferencia vespertina, Putman, ilustró la importancia que puede tener el capital social con varios ejemplos:
- Gran parte de la gente consigue su trabajo, "más por quién conoce (a través de sus redes sociales, sus contactos), que por lo que sabe". El conocer a alguien, responder por el/ella tiene mayor valor que lo que pone “en un papel que sabes”.
- Un vecindario donde la gente se conoce personalmente, "se sabe los nombres de sus vecinos" tiene un porcentaje mucho más reducido de criminalidad. "Mi casa está protegida porque mis vecinos, que me conocen, además de vigilar su propiedad también echan un ojo, vigilan la mía, aunque yo no tengo mucha vida social en el vecindario, no participo en las barbacoas del barrio".
De acuerdo con las publicaciones de Putman (“Bowling Alone: The Collapse and Revival of America Community”, 2002) la piedra de toque del capital social es el principio de reciprocidad generalizada: “yo hago esto por ti, sin esperar nada a cambio de inmediato y quizá sin conocerte, pero confiando en que más adelante tú o algún otro me devolváis el favor”. En este sentido reciprocidad, honradez y confianza van de la mano de ese principio. Según señala Putman, “las personas que confían en los demás son buenos ciudadanos en todos los sentidos, y las más comprometidas en la vida comunitaria son a la vez más confiadas y más fiables. En cambio, quienes no adquieren compromisos cívicos creen estar rodeados de marrulleros y se sienten menos forzados a comportarse con honradez”.