Cuéntanos, ¿qué es Fundación Adsis?

Fundación Adsis es una entidad sin ánimo de lucro que se fundó en el año 1996, aunque su acción social tiene más de 50 años de recorrido. Acompañamos a personas en riesgo de exclusión para que logren hacer realidad sus proyectos de vida. También contamos con un Programa de Cooperación para el Desarrollo y Educación en Valores.

En Gipuzkoa estamos presentes en Donostia, en el barrio de Bidebieta. Gestionamos un Centro de Formación Profesional Básica, facilitando a jóvenes en situación de vulnerabilidad la posibilidad de dar continuidad a sus estudios para que puedan tener un futuro con más oportunidades. También desarrollamos de forma transversal proyectos orientados a la Educación para la Transformación Social, promoviendo el compromiso solidario de jóvenes y fomentando un pensamiento crítico y activismo social.

Para mí, la Fundación Adis es “casa” y “familia”. Es ese lugar donde siento que me he podido desarrollar profesionalmente, pero sobre todo, como persona.

En los últimos meses han reconocido vuestra labor en varias ocasiones; ¿qué han significado para vosotros/as estos reconocimientos?

Recibimos el II Premio del Consejo Social de la ciudad de Donostia en 2023 y en enero la Medalla al Mérito Ciudadano. Lo cierto es que estos reconocimientos han sido un gran impulso para seguir trabajando con ilusión por esa sociedad más justa, solidaria e inclusiva en la que se acepte la diversidad como un valor.

Recibir estos reconocimientos nos ha supuesto mirarnos y mirar también la historia que nos ha traído hasta aquí, y sentirnos orgullosas por el camino recorrido. También nos ha supuesto traer de forma especial a la memoria a tantas personas que han pasado por nuestros programas y a compañeros que ya no están pero que dejaron una huella imborrable.

Desde un punto de vista personal, ¿cómo ves la ciudad?

Donostia es una ciudad preciosa, tranquila y con barrios que aún preservan ese espíritu de crear red. Además, Donostia cuenta con entidades y asociaciones que trabajan por un entorno más sostenible y más humano. Sin embargo, tengo la sensación de que a veces toda esa riqueza humana, toda esa diversidad con la que cuenta, se queda diluida por otros intereses. Desde fuera se ve a Donostia como “ciudad turística” y siento que están demasiado invisibilizados los movimientos sociales y personas que realmente la construyen cada día. Me asusta la idea de que la ciudad se esté adaptando cada vez más para atender al turismo y menos para atender a las necesidades reales de sus habitantes.

Respecto a los temas que trabajas profesionalmente, ¿cuáles son los retos a los que se enfrenta la ciudad actualmente? ¿Y en el futuro?

Los retos a los que se enfrenta la ciudad actualmente, creo que están en consonancia con los retos a los que habrá que dar respuesta en el futuro. Quizá esto último significa que no se está dando respuesta a algunas cuestiones de carácter urgente, al menos si realmente queremos un mundo donde todas y todos tengamos cabida y una vida digna. 

Estos retos están vinculados con la posibilidad de construir ciudades y entornos inclusivos, donde se recupere el valor de lo comunitario contra el individualismo que cada vez está más instaurado en nuestras vidas. También, construir sociedades respetuosas y conectadas a Amalur, poner en el centro a las personas y la naturaleza como un valor que está por encima de cualquier otro interés material o económico. Y no olvidemos el reto que supone la inmigración y las respuestas que estamos dando a muchas personas, que literalmente, “se han jugado la vida” en busca de oportunidades. En este sentido, deberíamos reflexionar profundamente acerca del sistema que provoca que una minoría de habitantes podamos elegir donde vivir y una mayoría de habitantes del planeta tengan que huir de sus países de origen por cuestiones como la guerra, la falta de oportunidades en la vida o el cambio climático.

El mayor reto que tiene la ciudad ahora y en el futuro es el de construir esos futuros posibles donde desear vivir. 

¿Cómo se podrían mejorar estos aspectos?

Activando una educación que respete la diversidad y la naturaleza, una educación corresponsable con el planeta y quienes lo habitamos. Generando espacios de encuentro y participación comunitaria en los que poder experimentar el valor del “bien común”. Sensibilizándonos para darnos cuenta de que la felicidad no está en venta y que va más allá de los bienes de producción y consumo. 

Dicho de una manera poética, lo expresaría así: 

“Se me enredan los hilos de colores entre mis manos y mis pies.

Mi mirada quiere tejer telas de rebeldía, dar pespuntes a la injusticia y hacerle un dobladillo a este decorado de mundo que no logro comprender.

Quizá bastaría con fruncir las telas de un escenario que grita transformación y cambio.

¿Y si hilvanamos la ilusión y los sueños para hacer de esa utopía de justicia un mosaico de realidad?

Quizá sería suficiente con unos ribetes para que no se nos deshilache la vida mirando hacia otro lado. Para que no se pierdan los hilos de la historia, que nos sirven de guía para no repetir el mismo patrón.

Un hilo basta para tejer una nueva historia y poder bordarla con relieves de alegría.

Pespuntes colectivos, eso necesitamos.

Puntadas unidas, una detrás de otra, hacia atrás después de cada punto para meter la hebra en el mismo sitio por donde pasó antes"