“Empiezo una nueva etapa, me queda mucho camino por recorrer”
Adnane Bentarhlia tiene 29 años y es originario de Oujda, Marruecos. Llegó a San Sebastián en 2021 buscando un futuro mejor. El proceso no ha sido fácil. Compartimos su experiencia y reflexiones en el marco del trabajo realizado por el Grupo de Personas Sin Hogar del Consejo Social de Donostia / San Sebastián.
Empecemos desde el principio: ¿cómo era tu vida en Marruecos?
Nací en Oujda, una ciudad de medio millón de habitantes, que está cerca de la frontera con Argelia. En 2013, con 18 años, hice formación profesional en instalaciones de aluminio y después trabajé en la empresa donde hice las prácticas. Durante años trabajé, esforzándome por mejorar mi situación, pero cobraba muy poco y no cotizaba a la Seguridad Social. Me costaba ahorrar para salir adelante. A veces pensaba en emigrar a España, pero al estar trabajando me costaba tomar la decisión. Cuando llegó el Coronavirus, la situación empeoró, y hablé con mi familia sobre mi intención. Mi madre se sorprendió, pero entendieron que buscara mejorar mi situación en general.
¿Y cómo llegaste a San Sebastián?
En febrero de 2021 llegué a un pueblo cerca de Murcia, luego fui a Barcelona buscando trabajo. Vine solo desde Marruecos, y tampoco conocía a nadie en España. Mi objetivo era buscar trabajo. Una persona me dijo que había trabajo en San Sebastián, en junio de ese mismo año llegué a la ciudad, pero una vez aquí, esta persona no quiso saber nada de mí y me dejó solo. Me quedé en la calle.
Ahí empezó mi sufrimiento. No conocía a nadie, y me costaba hablar con otras personas que estaban en mi misma situación. Sin dinero para moverme, tuve que quedarme aquí y empezar de cero.
¿Cómo fue la experiencia de vivir en la calle?
Muy dura. Si no lo has vivido, no entiendes lo difícil que es no tener a dónde ir. Aguanté muchas cosas. No me gusta decirlo, pero he sufrido mucho, porque no soy de piedra. Cuando estaba solo, estaba hundido, pero luego seguía mi camino.
¿Pensaste alguna vez en volver a Marruecos?
Lo pensé, pero no era una opción. Vendí todo para venir, así que allí también tendría que empezar de cero. Preferí quedarme y esforzarme para conseguir mi objetivo.
Desde el principio tuviste claro que querías aprender el idioma, ¿verdad?
Sí. En Marruecos hablamos árabe, y aunque aprendí algo de francés, no lo practicaba lo suficiente como para dominarlo. Por eso, nunca pensé en ir a Francia. Cuando llegué a España en febrero de 2021, no entendía el idioma, y eso se convirtió en una barrera para poder comunicarme. Escuché hablar sobre la Cruz Roja, pero no quería pedir ayuda porque pensaba que mi situación duraría dos o tres meses. Pero seguía en la calle, y empecé a ir a clases de castellano en la Epa y de Cruz Roja para aprender el idioma.
Fui a Lanbide para hacer algún curso, pero necesitaba estar empadronado para poder hacerlo, en 2022 conseguí el padrón. Mientras tanto, vivía en la calle, acudía a las asociaciones donde cubrían mis necesidades básicas y estudiaba castellano. El primer curso que hice fue de mecánica básica de vehículos, y desde entonces no he parado de hacer cursos, 13 en total, dos de ellos de certificado profesional, porque siempre he tenido claro que quiero trabajar de manera legal.
En junio de 2022 me ofrecieron plaza en un piso de Pasaia, del Programa Harrera, a través de la Cruz Roja; lo tuve claro y acepté la oportunidad que me daban.
¿Y qué tal estás en el piso?
¡Muy bien! Dormir bien y ducharme antes de ir a estudiar me parece una maravilla. Sobre todo, en invierno. El equipo educativo me ayudaba en todo lo que necesitaba para avanzar. Tenía que hacer cursos y seguir aprendiendo el idioma. Antes de entrar al piso, pasé mucho frío, y no iba a los albergues porque estaban lejos y no siempre había plazas. Me movía andando a Astigarraga, Hernani, Donostia…
¿Tenías relación con otras personas en tu misma situación?
No demasiada. Soy una persona tranquila, y en situaciones difíciles algunas personas buscan conflictos. Prefería estar solo, comer y dormir tranquilo. He hecho pocos amigos, pero muy buenos.
¿Has mantenido contacto con tu familia durante este tiempo?
Sí, hablábamos por teléfono. Pero no les contaba mi situación para no preocuparles. Sabía que mi madre no podría dormir si supiera la verdad.
Y ahora, ¿saben que tu situación ha mejorado?
Sí, cuando conseguí mi permiso de residencia, fui a Marruecos a verlos. Después de tantos años, fue increíble volver a estar con ellos. Después he conseguido tener permiso de trabajo. Ahora les cuento todo, que sigo estudiando y pronto empezaré a trabajar en una empresa.
Y para terminar, ¿cómo estás ahora?
Estoy contento. Me gustaría quedarme aquí. Ya no quiero ir a otro sitio. Ahora tengo trabajo y soy autosuficiente, empiezo una nueva etapa, me queda mucho camino por recorrer. Si hace falta ampliar mi formación para seguir mejorando, lo haré.